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EL MUSEO DE TAPICES DE LA SEO DE ZARAGOZA.

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Uno de los tesoros más desconocidos de Zaragoza es el Museo de Tapices de La Seo. La colección del Cabildo Metropolitano, considerada como una de las mejores del mundo, se compone de 64 paños, 23 de los cuales se exponen actualmente en tres de sus salas. El resto se encuentra en un moderno espacio de depósito. El Museo reúne piezas de gran calidad artística de la época dorada de este arte (siglos XV al XVII), procedentes de los principales talleres europeos del momento: Arrás, Tournai y Bruselas (norte de Francia y Bélgica).

La Seo de Zaragoza, una de las mejores colecciones de tapices del mundo.

La mayoría de estos tapices llegaron a la colección del Cabildo a través de donaciones y legados de arzobispos, canónigos y nobles; aunque también mediante compra directa o intercambios. En los últimos años, se ha llevado a cabo la restauración de algunas piezas y la adecuación museística de los espacios contando con el patrocinio de Caja Inmaculada.

Los tapices han cumplido diversas funciones a lo largo de la historia. Eran aislantes del frío y de la humedad, por lo que ayudaban a hacer más cálidos y confortables los espacios interiores. También tenían una función decorativa, eran objetos de lujo que contribuían al esplendor de los edificios religiosos o civiles y eran fácilmente transportables de un lugar a otro. Además tenían un carácter didáctico y sirvieron para la difusión de imágenes, devociones y modelos artísticos. En La Seo los tapices aportaban solemnidad y boato en las grandes celebraciones religiosas -sobre todo durante la Semana Santa y en la festividad del Corpus Christi- y también en las civiles, como ocurría con ocasión de las coronaciones de los Reyes de Aragón.

El banquete de Asuero: un documento gráfico de los banquetes reales del siglo XV.

Hoy nos vamos a detener en uno de los tapices más interesantes de la colección, el Banquete de Asuero y degradación de la reina Vasti. Este tapiz es el primero de la serie de la Historia de Ester y el rey Asuero, que se relata en los episodios centrales del Libro de Ester, relato bíblico muy popular en la Edad Media y el Renacimiento.

Asuero dio en Susa uno de sus famosos banquetes, que ya duraba en esta ocasión siete días. El séptimo día mandó llamar a la reina Vasti a la sala del banquete, pero al rehusar la invitación, fue degradadada y expulsada del trono, ya que era un mal ejemplo para el resto de las mujeres del imperio, que podrían atreverse a desobedecer a sus maridos siguiendo el ejemplo de la reina.

El rey Asuero ha sido identificado con el histórico Jerjes, hijo de Darío I. Sin embargo, lo que vemos en el tapiz no es un banquete celebrado en un palacio persa del siglo V a. C. En este tapiz se refleja la fastuosidad y elegancia de la corte de los Duques de Borgoña en el siglo XV. Este paño es un documento gráfico excepcional que nos permite conocer cómo eran los banquetes cortesanos de la época: nos ofrece la imagen completa de la sala, la mesa, las vajillas, los alimentos, las bebidas y el servicio. Incluso los rasgos físicos de los personajes se corresponden con los de esta zona de Europa, de piel blanca y cabellos rubios.

Los tapices se leen como un texto, de izquierda a derecha y desde arriba hacia abajo. En la parte superior izquierda del paño podemos ver a cuatro músicos que tocan instrumentos de viento en una especie de palco rojo. La música formaba parte esencial de la escenificación de los banquetes. Además de amenizar la comida, también anunciaban la entrada del mayordomo y de los distintos platos en la sala.

El rey está sentado en su trono bajo dosel, con respaldo muy alto decorado por un estrecho tapiz y, a ambos lados del trono, se sientan los cortesanos principales. El servicio de la mesa en las cortes medievales estaba perfectamente regulado por medio de normativas minuciosas. Vemos al mayordomo con su vara de mando abriendo la marcha de los servidores hasta la mesa real. Los alimentos que aparecen más a menudo son aves, como las que vemos en las bandejas de los camareros: gallos, gallinas, perdices, codornices… En la fuente del centro de la mesa ante el rey, un espectacular faisán. También aparecen frutas en la bandeja del servidor que está de rodillas en primer plano: granadas, ciruelas y tal vez uvas. Las piezas más llamativas que están sobre la mesa son las naves de plata en las que se ponían los restos de la comida con destino a las limosnas.

A lo largo de la comida, los coperos y botilleros tenían un trabajo continuado sirviendo la bebida a los comensales. Aquí tenemos a un copero acercando a la mesa una copa con tapa y, a la derecha, podemos observar el momento en que el botillero y otro copero hacen la mezcla del agua y el vino.

Un elemento importante en la sala del banquete era la alacena o aparador donde se exhibía la vajilla. Como vemos aquí, en los estantes más altos se colocaban las piezas más valiosas que se querían mostrar y en los más bajos y accesibles, las piezas que se iban a utilizar durante la comida. Solían estar hechas en plata sobredorada, plata o estaño y en el siglo XV eran la principal riqueza de la casa junto con las joyas personales.

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